Pollo con arroz al estilo mediterráneo: una receta casera llena de sabor y tradición

El pollo con arroz al estilo mediterráneo es una de esas recetas que combinan sencillez, aroma y una explosión de sabores naturales. Con ingredientes básicos como tomates, pimientos, ajo, aceite de oliva y hierbas frescas, este plato representa la esencia de la cocina del Mediterráneo: saludable, equilibrada y llena de vida. Perfecto para un almuerzo familiar o una cena reconfortante, su preparación no requiere técnicas complejas, solo buenos ingredientes y un poco de paciencia.

En esta guía aprenderás cómo preparar un pollo con arroz mediterráneo paso a paso, junto con algunos consejos útiles para realzar su sabor y variaciones que puedes adaptar según tus gustos.

Qué hace especial al pollo con arroz mediterráneo

Este plato combina proteínas, carbohidratos y grasas saludables en una sola sartén. El pollo aporta jugosidad, mientras que el arroz absorbe los sabores de las verduras y del caldo aromático. Además, las hierbas como el tomillo y el romero le dan un toque fresco que recuerda a los campos del sur de Europa.

A diferencia de otras versiones de arroz con pollo, esta receta utiliza tomates y especias que aportan un color dorado y una textura melosa. Su secreto está en cocinar el arroz lentamente junto con el pollo, permitiendo que los jugos se mezclen y creen una salsa natural y sabrosa.

Ingredientes para 4 personas

• 4 muslos o contramuslos de pollo con piel
• 1 cebolla mediana picada finamente
• 2 dientes de ajo picados
• 1 pimiento rojo cortado en cubos pequeños
• 200 g de tomates cherry partidos por la mitad
• 250 g de arroz de grano largo o tipo paella
• 600 ml de caldo de pollo caliente
• 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
• 1 cucharadita de pimentón dulce
• 1 cucharadita de tomillo fresco (o romero, si prefieres)
• Sal y pimienta negra al gusto
• Algunas ramitas de tomillo fresco para decorar

Preparación paso a paso

1. Dorar el pollo

Sazona las piezas de pollo con sal, pimienta y pimentón. Calienta el aceite de oliva en una sartén amplia o una cazuela de fondo grueso y dora el pollo durante unos 5 a 7 minutos por cada lado, hasta que la piel esté crujiente y dorada. Retíralo y resérvalo en un plato aparte.

2. Sofreír las verduras

En la misma sartén, agrega la cebolla, el ajo y el pimiento rojo. Cocina a fuego medio durante 3 o 4 minutos, removiendo hasta que las verduras se ablanden. Añade los tomates cherry y cocina unos minutos más hasta que comiencen a soltar su jugo.

3. Incorporar el arroz y el caldo

Agrega el arroz crudo y mezcla bien para que absorba los sabores del sofrito. Vierte el caldo caliente, añade una pizca de sal y pimienta, y remueve ligeramente. Coloca las piezas de pollo sobre el arroz, con la piel hacia arriba, para que mantengan su textura crujiente.

4. Cocinar a fuego lento

Tapa la sartén y deja cocinar a fuego suave durante unos 25 a 30 minutos, o hasta que el arroz esté tierno y haya absorbido casi todo el líquido. Si notas que se seca antes de tiempo, puedes añadir un poco más de caldo o agua caliente. Evita remover demasiado el arroz para mantener su textura.

5. Reposar y servir

Una vez listo, retira del fuego y deja reposar el plato durante 5 minutos tapado. Esto permite que los sabores se integren completamente. Decora con tomillo fresco antes de servir.

Consejos para un resultado perfecto

• Usa caldo casero: Si puedes, prepara tu propio caldo con huesos de pollo, verduras y hierbas. El sabor será mucho más intenso.
• Dora bien el pollo: Este paso es clave, ya que el dorado libera los jugos y mejora el sabor del arroz.
• Evita el exceso de líquido: El arroz debe quedar suelto pero jugoso, no caldoso.
• Varía las hierbas: El tomillo, el romero y el orégano funcionan muy bien, pero también puedes probar con albahaca o perejil.

Variaciones que puedes probar

• Con aceitunas y limón confitado: Añade unas aceitunas negras o verdes y un poco de limón confitado al final de la cocción para un toque típico del norte de África.
• Versión picante: Si prefieres sabores más intensos, incorpora una pizca de pimentón picante o una cucharadita de pasta de harissa al caldo.
• Con verduras adicionales: Puedes incluir calabacín, alcachofas o espinacas para hacerlo más nutritivo.
• Arroz integral o de grano corto: Si buscas una opción más saludable o con textura diferente, adapta el tipo de arroz, ajustando el tiempo de cocción y el líquido.

Beneficios nutricionales del pollo con arroz mediterráneo

Este plato es equilibrado y completo. El pollo aporta proteínas de alta calidad y hierro, mientras que el arroz ofrece energía duradera gracias a sus carbohidratos complejos. Las verduras y el aceite de oliva virgen extra contribuyen con antioxidantes, vitaminas y grasas saludables que favorecen la salud cardiovascular.
Además, al cocinarse en una sola sartén, conserva gran parte de los nutrientes sin necesidad de añadir grasas en exceso.

Cómo acompañarlo

El pollo con arroz mediterráneo se puede servir con una ensalada fresca de rúcula y tomate, pan artesanal o unas verduras asadas. También combina muy bien con una copa de vino blanco seco o una limonada natural si prefieres una bebida sin alcohol.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Puedo usar pechugas de pollo en lugar de muslos?
Sí, aunque los muslos son más jugosos y resisten mejor la cocción prolongada. Si usas pechuga, reduce el tiempo de cocción para evitar que se seque.

¿Puedo preparar este plato en el horno?
Por supuesto. Después de añadir el caldo, puedes cubrir la sartén y hornearlo a 180 °C durante unos 25 minutos para una cocción más uniforme.

¿Qué tipo de arroz es mejor?
El arroz de grano medio o tipo bomba es ideal, ya que absorbe bien los sabores sin deshacerse. El arroz basmati también funciona, aunque el resultado será más suelto.

¿Se puede conservar o recalentar?
Sí. Guarda las sobras en un recipiente hermético en el refrigerador durante 2 o 3 días. Para recalentar, añade un chorrito de agua o caldo para que el arroz recupere su textura.

¿Es apto para dietas sin gluten?
Sí, todos los ingredientes son naturalmente libres de gluten. Solo asegúrate de que el caldo no contenga aditivos con gluten.